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El contexto finlandés

Tiempo de lectura: 10 minutos aprox. 

Éste, es parte de una serie de artículos sobre el sistema educativo de Finlandia.


Una nación movilizada por el instinto de supervivencia

La cultura finlandesa, destaca por su sobriedad. No les gusta llamar la atención. El haber crecido entre dos potencias de su época (el reino sueco y el imperio el ruso) hizo a los finlandeses algo inseguros y modestos. De hecho, los finlandeses no creen tener el mejor sistema educativo del planeta.

Producto de sentirse como los más chicos del vecindario, se ha desarrollado su sentido del trabajo como forma de salir adelante. Esto es algo cómo: ya, somos chicos, y no nos queda otra que trabajar para salir adelante y sobrevivir en este barrio; ya que, en cualquier momento, puede que vengan los rusos y nos ataquen otra vez. Por esto, el sello de la cultura finlandesa es el concepto de sisu. Sisu es un estado mental de perseverancia, fuerza de voluntad o determinación, que te lleva a actuar con un propósito pese a la adversidad y, a su vez, esta determinación coexiste con un estado de calma y sensibilidad. Esta visión de mundo los lleva a ser prácticos. Allá, no se trata de ganar una discusión o ver de quien tiene la razón. Por lo general, a los finlandeses, les importa más el solucionar el problema que hablar del problema.

Otro punto interesante de su cultura es su relación con Suecia. Pasa algo similar a lo que pasa con Perú y Chile. Si Perú no es campeón, para ellos no es tan importante; pero si se le gana a Chile, es una gran celebración. Pues con Finlandia, es lo mismo. Ellos no esperan ser campeones. Les basta con superar a Suecia.

Historia, sociedad y datos económicos

Finlandia es un país relativamente joven. Está ubicado entre Suecia y Rusia, muy cerca del polo norte. Antes, su territorio era parte del reino de sueco y, luego, pasó a ser parte del imperio ruso. Finalmente, en 1917, obtuvieron su independencia. Durante la segunda guerra mundial, estuvieron del lado perdedor. Por esto, a comienzo de los '50 eran una nación agrícola, pobre y que tenía que pagarle compensaciones a los rusos.



En Finlandia hay un sistema parlamentario, a diferencia de Chile que es un sistema presidencial. En 1948, el poder en el parlamento quedó dividido principalmente en 3 coaliciones que tenían casi el mismo número de escaños: los socialdemócratas, el partido agrario del centro y el partido comunista. Por esto, no les quedó de otra más que llegar a consensos para empezar a transformar el país. En los ‘50, el partido conservador se convierte la cuarta fuerza política y, con ellos en la discusión, comenzó la industrialización del país. Ya en los ‘60 los valores de equidad y justicia social estaban consolidados en todos los sectores de la sociedad finlandesa y eran vistos como parte del camino para avanzar. Entonces, aquí se empieza a conformar el estado de bienestar típico de las socialdemocracias nórdicas. Para los que no estén muy familiarizados con el concepto, una socialdemocracia significa, en la práctica: – así en super simple – libre mercado, altos impuestos y derechos sociales básicos para todos, garantizados por el estado. Se veía este estado de bienestar como una inversión que incrementaría la productividad, en lugar de considerarlo un costo social para mantener una sociedad industrializada.

Producto de lo anterior, la desigualdad del ingreso en ese país es de las más bajas del planeta. El índice de GINI es cercano a 28. Aclaro que la escala va de 0 a 100 y mide la desigualdad del ingreso de las personas en un país. Para que se hagan una idea, los 10 países menos desiguales tienen 27 o menos, y los 10 países más desiguales marcan por sobre 50. Chile marca entre 40 y 50.

La idea pasar de una economía agrícola a una industrial dio frutos. El PIB per cápita de Finlandia en 1960 era comparable con el de Argentina. Sin embargo, ya en los ’80, Finlandia se consolidaba como una nación desarrollada con un estado de bienestar sólido y que hasta ahora se mantiene como un país donde el acceso a la educación es gratis y la salud es accesible para todos, independiente de la clase social.



Eso sí, es importante señalar también que, por mucho tiempo, Finlandia ha tenido una población relativamente pequeña y homogénea. En la actualidad son 5,5 millones de habitantes. En 1960 eran 4,5 millones. Además, históricamente, es un país con relativamente baja diversidad cultural. Actualmente, cerca del 8% de la población es de origen inmigrante, pero en el 2000 la cifra era menor al 2%.

¿Por qué Finlandia se hizo conocido en educación?

La prueba de la que les hablaba al inicio era la PISA. Esta medición se realiza cada 3 años y no busca evaluar conceptos memorizados o desarrollar ejercicios. Dicho de manera simplificada, PISA evalúa la capacidad de los jóvenes de 15 años para resolver situaciones cotidianas utilizando conocimientos en ciencias, lenguaje y matemáticas. La primera edición de esta prueba fue en el año 2000, donde Finlandia obtuvo el primer lugar. Desde entonces, los nórdicos se mantuvieron entre los 3 primeros puestos durante toda la década.

Por ejemplo, al ver los resultados de la PISA del año 2000, vemos que Finlandia no solo obtiene el mejor puntaje promedio, sino que el 79% de sus estudiantes alcanzan niveles buenos de lectura (ese año, Chile logró un triste 23%). En la PISA del año 2015, para el país europeo, esta cifra llega a un poco más del 70%.



Además, el porcentaje de alumnos resilientes en Finlandia; es decir, estudiantes de bajo ingreso que tienen el mejor rendimiento del país en la evaluación; llega a más del 40% (en 2006, logró ser más del 50%). O sea, cerca de la mitad de los estudiantes de bajos ingresos, gracias al sistema educativo, pueden ganarle a la adversidad y ser de los más capacitados a nivel nacional (En Chile, sólo el 15% de los estudiantes en desventaja socioeconómica logra esto).


­Lo anterior, nos indica que el sistema educativo finlandés es bastante equitativo. Por ejemplo, en palabras simples, no es descabellado decir algo como que independiente de su condición social, la gran mayoría de los niños que entran a la escuela en Finlandia, cuando cumplan 15 años, tendrán una buena compresión lectora.

Por lo tanto, si sistemáticamente se ve que la gran mayoría de los jóvenes de 15 años sabe resolver situaciones de la vida cotidiana que requieren habilidades científicas, matemáticas o lingüísticas, algo deben estar haciendo bien los finlandeses ¿o no?

Debo señalar que la pregunta anterior no es solo retórica. Algo pasa. Si observamos con cuidado, desde la primera prueba PISA, los resultados obtenidos por los estudiantes finlandeses no han hecho otra cosa que empeorar. Si bien de 2000 a 2009, Finlandia se mantenía dentro del top 5 a nivel mundial, la tendencia a la baja se ha mantenido (Igual, hay que ser muy bacán para que, pese a no estar en tu mejor nivel, sigas estando dentro de los mejores del mundo). En las ediciones 2012 y 2015, los finlandeses continuaban dentro del top 10; pero, en la PISA 2018, los resultados los situaron fuera de este grupo de países. Esto en parte explica porque, en la última década, los países asiáticos como Singapur han saltado a la fama como los países con sistemas educativos ejemplares.


Considerando todo lo anterior, uno podría preguntarse: Bueno ¿qué hicieron los finlandeses en el siglo pasado? ¿cómo lograron convertirse en referentes para la educación a nivel mundial? Y ¿cuáles son las causas de su declive?

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